Ideologías Gobernantes

Cuando escucho a un neonazi hablar de sus convicciones, no le encuentro ni pies ni cabeza a sus disparatadas ideas. Una xenofobia impulsiva en contra de todos los que son diferentes a ellos, especialmente contra los inmigrantes, que de verdad no logro comprender. O al menos, no lograba hacerlo.

¿Por qué esa adoración a Hitler? ¿Por qué idolatran a alguien que sólo causó muertes y miseria en pos de sus ideales dementes? Quizás las mismas preguntas me debería hacer respecto a los seguidores de Allende y de Pinochet. Esas dos figuras que de sólo mencionarlas causan revuelo en la opinión pública nacional, pertenecientes a un pasado estruendoso que muchos quisiéramos olvidar. ¿Qué hicieron ellos por Chile? Sólo dividirlo, hacer que se pelearan unos con otros y provocar hambre y desolación, respectivamente. Entonces, ¿por qué los alaban tanto? Uno seguía los ideales comunistas de Fidel Castro, y el otro seguía los ideales anticomunistas gringos, propios de la Guerra Fría. Puras ideologías ajenas a estas tierras, que ya vemos las consecuencias que trajeron consigo.

¿Por qué esta comparación? Está a la vista, miles de personas fueron asesinadas por defender lo que estos señores pensaban, misma cantidad de gente que hoy muere peleando en oriente por causas yankees y palestinas. Es curioso ver el caso de Israel, ellos pasaron por el sombrío Holocausto, donde 6 millones de judíos fueron masacrados por la soberbia de Hitler. Hoy, en vez de actuar con el ejemplo, ellos ahora son los verdugos que intentan conquistar tierras islámicas, todo en nombre de su dios Yahvé. Y mejor ni hablar de los gringos, ellos son los genocidas históricos por excelencia, capaces de todo por adquirir más riquezas y tierras, incluso de atentar contra su propia gente como ocurrió con el Lusitania y con los ‘atentados’ del 9/11.

Los neonazis no son distintos a todo esto. Siguen las antiguas doctrinas de Hitler, creyendo que deben limpiar lo que consideran ‘impuro’ de la humanidad, para poder dar origen a una nueva raza superior. Si, es ridículo, quieren jugar a ser Dios, pero sin darnos cuenta hay otros personajes que, delante de nuestros ojos, no sólo jugaron a serlo, si no también consiguieron serlo. Son aquellos que implantaron un nuevo objeto de adoración, objeto por el que peleamos y trabajamos por tener su favor divino. Ese asqueroso y sucio objeto que llamamos Dinero (continuará).