jueves, 23 de septiembre de 2010

Poesía Cívica: El Arte de Transmutar Chile


Cuando Huidobro afirmó que "el poeta es un pequeño dios", la controversia en Chile y el mundo se aconteció. Las mentes cerradas del conservadurismo, moldeadas por conceptos moralistas del catolicismo, arremetieron contra él, sin entender por completo su simbolismo. Tuvieron que pasar varios años después de su muerte, para que sus colegas comprendieran su mente, y la implicancia creacionista de esta frase potente.

La poesía está en todo lo que es armonioso. Está en la tranquilidad de una montaña, en el fluir de un río hacia el mar esplendoroso, en el vuelo de un colibrí, el canto de un zorzal, en la sonrisa de un niño a su mamá, en un apretón de manos, e inmerso en todo el acontecer humano. Desde la escritura de un cuento, hasta las melodías de una canción, los trazos de un pincel y las obras de un escultor. Está también en los cálculos de un ingeniero, en los diagnósticos de un doctor, en la crema de los pasteleros y en los diálogos de un actor.

Todo ser vivo capaz de un poco de razón, puede sentir lo que es bello con su corazón. Todo ser vivo además, con un poco de imaginación, puede crear un mundo de otro color. Cuando inventas algo, una historia, un poema o una canción, es entonces cuando tú te conviertes en Dios. Eres tú el que le da vida a los personajes, el que construye su universo y el que decide el rumbo de su situación. Podríamos pensar entonces que aquel Ser Superior, al que muchos rezan por su salvación, es en realidad un poeta, un artista que ha puesto a correr su imaginación, y tú eres un objeto armonioso diseñado para mantener la tensión. Un personaje en la constante búsqueda de su destino, donde eres golpeado por la tragedia, el romance, la comedia y la ilusión.

Pero así como un arquitecto, tras pensar y dibujar un proyecto, puede materializarlo y hacerlo concreto, hay otros arquitectos de los que dependemos de su intelecto, el que muchas veces resulta imperfecto. Me refiero a los políticos, arquitectos de la sociedad que sólo piensan en volverse ricos, olvidando que su tarea es velar por su gente, y no convertirse ellos en los delincuentes.

La Política debe considerarse también un arte, el arte de gobernar con equidad, respeto, justicia y fraternidad. Un político que no siga estos principios debe dar un paso al costado, y entender que la opulencia y la soberbia no son deberes de Estado, pero si lo es trabajar por y para su poblado. La Democracia es la más bella de todas las rimas, suma el clamor del pueblo con todo lo que él estima, representando sus anhelos, sus necesidades y sus recelos. Porque no todo es armonioso en esta vida, y para corregirlo, escuchar a quienes sufren es la salida.

Chile ha perdido su belleza, los políticos miran desde arriba y con desprecio a la pobreza, mientras dictan normas que a nadie más que a ellos interesan. Es por esta razón, que Huidobro en su época manifestó, lo que a muchos gobernantes corruptos indignó, y quienes lo escucharon a él ovacionaron, ya que exigió a gritos una nueva revolución, donde reinaran los jóvenes y el amor.

Hoy en día, la situación sigue siendo parecida, y Chile todavía tiene abierta una herida. Pero si hay algo diferente, eso es que el grito de nuestro Vicente, está más cerca que nunca de hacerse presente. La política vieja está decaída, y ni izquierda ni derecha llevan puesto salvavidas. Entre leyes mal promulgadas y un sistema educativo que tiene la embarrada, la huelga Mapuche y el Transantiago, a todo el mundo tiene angustiado. La comunidad a las calles a salido, y furiosa exige los cambios prometidos. El Presidente sonríe entredientes, sabiendo que en todo lo que dice, miente.

La juventud estos meses ha hablado, y a todos los politicuchos ha condenado. El clamor de libertad no han logrado callar, y al Presidente su festejo Bicentenario han podido opacar. Porque no hay Independencia si no existe la clemencia, y mucho menos si la gente no toma conciencia. Chile está despertando, y poco a poco se está transmutando, en el país que nosotros queremos, ¡porque el pueblo y los jóvenes muy pronto venceremos!


David Farías, apóstata, huidobriano, progresista y ciudadano.

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